Piscis, esa personita romántica y dulce que cuando se entrega lo hace con tanta pasión que a veces, hasta roza la locura… Hoy les toca a ellos…
Piscis siempre estará dispuesto a correr detrás de su sueño, aunque puedan tacharle de insensato, aunque puedas creer que ha perdido la cabeza totalmente. El pez vive porque gracias a soñar se evade del mundo que tanto daño le hace a menudo, se evade, aunque sea por momentos, de las personas que quieren herirlo, siente mucho más que cualquier signo los detalles, los actos de las personas, la bondad, la maldad, y poco a poco va aprendiendo que el mundo es un lugar en el que no siempre están las cosas bien, en el que no toda la gente tiene buen corazón y en el que si no se protege a sí mismo nadie lo hará.
¿Cuántas veces se habrá preguntado dónde estará su media naranja de verdad? ¿Cuántas veces ha fallado en sus relaciones personales? ¿Cuántas veces ha sufrido y ha tenido que empezar de nuevo esa búsqueda? Muchas, muchísimas, pero no importa, porque cada fallo es una oportunidad nueva para encontrar su verdadero amor, porque cada caída supone levantarse de nuevo con más fuerza, porque no dejará de soñar nunca… Y con Piscis los sueños muchas veces se hacen realidad por la sencilla razón de que cree ciegamente en que puede conseguirlo, por muy improbable que pueda parecer.
Encontrar al amor de su vida, el amor en cualquier forma, en cualquier ser, ese amor que lo cuide, que lo proteja como si fuera lo más valioso que tiene, ese amor incondicional, es una de las misiones principales que tiene Piscis. Se niega a pensar que no existe una persona en todo el mundo que lo esté buscando a él, entre las calles, entre los bares, en el sitio más bonito o en el lugar más cochambroso, sabe que existe y sabe que tarde o temprano se encontrarán, y cuando lo haga, lo idealizará como casi siempre hace, y lo mirará a los ojos, y nadie podrá arrebatarle esos minutos en los que se sentirá la persona más feliz de la tierra.
Los ojos de Piscis ya no son para todos, los ojos de Piscis sólo tienen una dirección ahora, y no porque no sepa que pueden haber otros u otras mejores, con más carisma, con más gracia, incluso más guapos, no se trata de eso, es el vínculo espiritual que crea con la persona a la que ama, son todos los sentimientos que hay entre ellos, es ese hilo transparente que los une casi de por vida.
Piscis sabe que se entrega en cuerpo y alma, y está a gusto así, porque por momentos, puede llegar a ser él mismo, sin importarle qué puede pasar después, sin la necesidad de pensar más de la cuenta, sin tener que ponerse barreras o limitaciones, y es feliz. El problema viene después de la primera decepción amorosa, cuando de repente empieza a depender del otro más de la cuenta, cuando quiere romper algo y se ha dado cuenta de que se ha enganchado hasta la médula, cuando el amor cojea y falla por alguna razón. Eso es lo que desestabiliza su mundo, porque sus sueños se rompen y se hacen añicos, y quiere escapar pero sus piernas no le responden, y quiere poner un punto y final pero se “da” una oportunidad para que las cosas cambien. Ahí es cuando el pez, se ha perdido…
Tras ese primer engaño, tras ese primer jarro de agua fría, nada podrá ser lo mismo nunca. Y se ahoga en su dolor, y tiene pesadillas constantes, y la obsesión puede mucho más que la razón, y todo está negro… Pero Piscis es Piscis y aunque las heridas tarden, a veces mucho en curar, llegará alguien que le haga sentir especial otra vez, le secará las lágrimas y acabará dando nueva oportunidad al amor, y aunque al principio se muestre desconfiado y muy precavido, poco a poco se irá abriendo de nuevo, porque Piscis tiene buen corazón, puro, y en lo más profundo de su alma seguía soñando con que el amor podía estar a la vuelta de la esquina, seguía soñando con que su otra mitad lo estaba buscando…
El corazón de Piscis se ha partido muchas veces, pero llegará el día en que alguien llegue, recoja todos esos pedacitos y los vuelva a juntar de nuevo, quedarán las cicatrices, pero seguirá bombeando…
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