Que no te haga falta lo que no te hace bien
Aunque para muchos suene ilógico extrañar o echar de menos algo que no resulte beneficio para nuestras vidas, la realidad es que ocurre con mucha más frecuencia de la deseada. Solemos acostumbrarnos a muchas dinámicas que no nos hacen bien y en caso de distanciarnos por algún motivo, terminamos por extrañarlas y hasta quererlas de vuelta en nuestras vidas.
Somos responsables de lo que hacemos con nuestras vidas, de lo que aceptamos en ella y de las situaciones y las personas a las que les damos cabida y mantenemos cerca. Algunas veces tenemos ideas distorsionadas del amor, de la calidad del afecto que damos y recibimos, con demostraciones que creemos positivas, pero que resultan tóxicas para ambas partes.
Debemos aprender a amarnos a nosotros mismos, antes de pretender a amar a cualquier otra persona o pretender que alguien más nos ame.
Saber amarnos es lo único que nos mantiene cerca de las personas que nos convienen y saber colocar límites a quienes no nos hacen bien o bien, aprender a alejarnos, así sea solo de manera emocional de cualquier situación que comprometa nuestro bienestar.
El no saber manejar la soledad, nos hace tomar decisiones equivocadas en nuestras vidas, nos hace querer sustituir la soledad con cualquier compañía, inclusive aquellas que afortunadamente ya no forman parte de nuestras vidas, peros seríamos capaces de traer de vuelta, por el simple hecho de no querer estar solos.
Cuando aprendemos a caminar solos, a no verlo como algo negativo y podemos prescindir de cualquier compañía, tomamos el control de lo que aceptamos en la vida en cuanto a relaciones se refiere. Ya quien se acerque a nosotros tendrá como límite inferior lo que nosotros podemos conseguir estando solos, ése es su punto de partida, no nos conformamos con menos, no permitimos que alguien se acerque a restarnos calidad de vida, a llevarnos a menos a hacernos sentir mal.
Es por ello que conocernos en soledad y disfrutarnos se convierte en un objetivo crucial, es una experiencia que no todo el mundo se permite, quizás influenciados por una sociedad que habla de que el estar solos es un reflejo de la poca capacidad que tenemos de relacionarnos, de enamorar, de conquistar, cuando en realidad quienes pueden y disfrutan de estar solos, resultan las que mayores capacidades tienen de relacionarse y pueden ofrecer un amor de calidad, por elección y no por necesidad.
No nos acostumbremos a nada que nos reste bienestar y en el mismo orden de ideas, no nos acostumbremos a extrañar a nada ni a nadie que no nos haga bien, soltemos de raíz lo que nos daña, aprendamos de la experiencia y miremos al futuro seguros de que lo que las experiencias venideras se acercarán cada vez más a lo que merecemos.
Por: Sara Espejo – Mujer.Gurú
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